martes, mayo 08, 2007

6 de mayo en el Zócalo

Mayo 6,
Distrito Federal.


Brindo por la libertad, por el gozo del cuerpo, por vivir sin etiquetas.

Estuve en la instalación de Spencer Tunick, no pensé demasiado si asistía o no, dejé que el impulso decidiera; sé que hay mucha gente que discute si aquello es arte o no, hay miles de “buenas conciencias” que les parece un acto impúdico etc. Respeto sus opiniones y hablo desde mi ser mujer, (porque seguro que los hombres vivieron el hecho de manera distinta) hablo desde mi visión, desde mi timidez que, años antes, me había limitado hasta el punto de no querer usar un traje de baño, tal vez por mi educación o por saber que no soy parte de los estereotipos que marca la moda me detenían, sobre todo en estos tiempos en que se nos “exige” ser perfectas, porque la moda, la diversión, el romance y la aventura, (así lo indica la publicidad) están hechos para las mujeres que tienen determinadas características.

Reconciliarme con mi cuerpo, aceptarme, y saber que todo lo externo: la ropa, el maquillaje y los accesorios son ajenos a lo que en realidad somos, todos sin excepción tenemos un cuerpo perfecto, en cada respiración precisa, en cada gota de sudor, en cada latido va impregnada nuestra esencia, sin importar el color, la textura o el peso. Y saber también que somos más que eso, porque somos lo que pensamos y lo que amamos u odiamos, somos lo que rechazamos y lo que soñamos...

Fue una lástima que asistieran tan pocas mujeres, en comparación con los hombres, o que algunas lo hiciera sólo bajo el cobijo de una pareja que las protegiera, (no todas lo sé). Lamentable también que algunos hombres al verse amparados en sus ropas, cambiaran su postura, intimidando con sus cámaras y sus miradas, que como un acto de magia cambiaron rápidamente de lo solidario a lo morboso, pero claro, corrían a “tapar” a sus novias, cuando en el fondo lo único que demostraban era su machismo controlador, su doble moral, porque por un lado acosaban y por otro querían proteger!

PD: Estoy haciendo una crónica que espero publicar pronto, son tantos detalles que no sé por dónde empezar
Un abrazo enorme a los que ejercen todos los días el acto de libertad más grande y auténtico, el de amarse y respetarse incondicionalmente.

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