Proyecto Migrar

La vida con su sabiduría y su complejidad, nos pone en el lugar que nos corresponde; en está nueva era de globalización, blogs y clonación, aveces nos olvidamos de dónde venimos y hacia dónde vamos, es muy sencillo perder el norte, y otras tantas es más difícil encontrarlo.

En estoy días de viento, por está ciudad de México, el piso se me movió, el martes platiqué con David Páge, un Quebequense que trabaja para la embajada de Canadá en mi país.

Québec, se vende como un estado de puertas abiertas y de grandes oportunidades para los negocios, para la gente decidida a tener un mejor nivel de vida; brindan eficientes servicios médicos, de transporte, educación, seguro de desempleo, guarderías, etc.

Es un estado que recibe a migrantes de todo el mundo, Latinoamérica, África y Asia, principalmente, los requisitos fundamentales son: un título de técnico o de universitario (manejan una lista de las ocupaciones con mayor demanda en el mercado); francés intermedio como mínimo, y unos ahorros suficientes para establecerte, ya que en promedio tardas 14 semanas en conseguir un empleo, aunque es posible trabajar en servicios menores, como mesero, niñera, etc.

Lo que ofrecen es una visa de residencia permanente y después de dos años poder optar por la nacionalidad; abro un paréntesis, en algúnos foros, han expresado que a pesar de que parece fácil, la realidad no es tan sencilla, porque las etapas del migrante, son de asombro en un principio y de incertidumbre, al no encontrar el trabajo que desea, desesperación por estar lejos de la familia, angustia por no acomplarse a la cultura, etc. Además que algúnos se quejan que a pesar de todo hay racismo, y no es sencillo colocarse en el mercado laboral, porque piden experiencia canadiense, y todo se convierte en un círculo vicioso...

Tomar la decisión de emigrar, implica un nuevo proyecto de vida, dejar atrás amigos, familia, sueños, indecisiones, implica para mi, olvidarme del metro hidalgo y su caos, olvidarme del ruido de los vendedores ambulantes, olvidarme del sol por varios meses, ya no ir a café bogota a escuchar al Mago cantar, no ir más a Ciudad Universitaria, ni escuchar las quejas de que todo va mal y se pondrá peor, olvidarme de la facultad de filosofía y letras; pero algo dentro de mi, me dice que prefiero quedarme, que esa calidad de vida tan añorada, la cambio por mis charlas de café, por mi música, y por la gente que veo a diario con la mirada apagada, por mis hermanos que están aquí, por el sobrino que nacerá pronto; por un sueño venezolano que quiero alcanzar, son tantas cosas las que me detienen aquí...también otras por las que quiero irme... que lo único que pude decirle a David es que aún no quiero empezar mis trámites de residencia, tal vez mañana hoy no.

Ixchelik