L'ultimo bacio

L’ultimo bacio. Gabriel Muccino (2001)

¿Miedo al compromiso?, relaciones frustradas y un gran miedo a la libertad y a la responsabilidad; un par de chicos treintañeros que temen atarse a un status quo, desafían la vida a medias. El chico casado, quiere dejar a la esposa y al bebé, ya que le asusta tener que lidiar con las nuevas responsabilidades; el otro que está a punto de casarse, engaña a su novia embarazada, con una adolescente que acaba de conocer; otro de ellos va de chica en chica buscando el mejor sexo; al otro la novia lo dejó, y su padre a punto de morirse le carga la responsabilidad de la empresa familiar. Quieren perpetuar su adolescencia “huyendo” a un viaje a África.

Sé que mi posición será sesgada con respecto al tema, soy mujer, y estos chicos me parecen un grupo de empedernidos, llenos de miedo, quieren libertad, pero sin responsabilidad, quieren aventuras pero no asumen el costo de sus decisiones. Y las mujeres no figuran, solo la madre de una de ellas que busca una aventura, porque su marido ya no la mira, no la desea, y no la escucha, un matrimonio como casi todos, lleno de monotonía y de reclamos, de falsas expectativas y de un aburrimiento que provoca angustia, ¿así terminan todos?.

Ahora las relaciones ya no son como las de nuestras abuelas, las mujeres tienen acceso a la educación, al trabajo, pueden tener una independencia económica a medias, obviamente en general no hay expectativas para hombre ni mujeres, el mundo es más hostil, con más retos y menores recompensas; pero sigue prevaleciendo en nosotras las mujeres el deseo de tener la relación perfecta, el deseo de un hombre a nuestro lado, con quien compartir, en eso del amor no hemos avanzado mucho, seguimos esperando lo mismo que nuestras abuelas; ahí no hay innovación, queremos relaciones tradicionales, compromisos eternos… Tal vez es momento de preguntarnos, honestamente qué de aquello que desde niñas soñamos es cierto.

A esa reflexión llegué, esos hombres, al menos los de la película, no quieren compromiso, y ¿nosotras, vamos a seguir esperando?... No lo sé. Píenselo

Ixchelik